La auto imagen es la concepción que tenemos de nosotros mismos. Específicamente, lo que creemos y sentimos ser. La auto imagen no es necesariamente coincidente con la realidad de quiénes somos. Por otra parte, la auto imagen no es una construcción psíquica de la cual podemos ser conscientes con facilidad. Sin embargo, la auto imagen determina, en un cien por ciento, la forma en que nos desenvolvemos en nuestro entorno.
Vale la pena aclarar que, con frecuencia, confundimos auto imagen con autoestima. No son lo mismo. La autoestima es la intensidad con que valoramos nuestra auto imagen y, una alta autoestima, no significa, necesariamente, buen estado de salud psicológica. Este es el caso del narcisista, que tiene una hiper valoración de la imagen de sí mismo la cual, a su vez, es el resultado de una creencia y sensación de ser realmente superior a los demás.
Ahora, ¿cómo es aquello de que la auto imagen no es lo mismo que lo que uno realmente es? Para entenderlo, primero diremos que, lo que uno realmente es, lo constituye nuestra naturaleza humana y el conjunto de capacidades y potencialidades con que estamos dotados. Nuestro yo verdadero.
Por otra parte, la auto imagen es una compleja construcción psíquica que tiene un largo recorrido desde nuestra infancia hasta la adultez y que, fundamentalmente, no es el resultado de quienes somos, sino de la influencia que “el otro” ha tenido sobre nosotros. Entiéndase “el otro”, como el cuidador primario o las personas significativas de nuestro entorno que han tenido que ver con nuestro día a día. En resumidas palabras, la auto imagen no nos pertenece, nos fue asignada por el otro.
Esta es una realidad psíquica dura. Para un infante es imposible elaborar su auto imagen en base a sus propias percepciones de sí mismo porque esto sería el equivalente a querer mirarse uno mismo, su propio ojo. La influencia del otro es inevitable. Esto es explicable si tomamos en cuenta que todas las personas producimos sensaciones sobre las demás personas y viceversa. ¿No recuerda que a veces las personas nos hacen sentir apenados, orgullosos, alegres, tristes, ansiosos, temerosos, iracundos, enojados, culpables, poca cosa, etc.?
Esta misma situación ocurre con el infante en su relación con el cuidador primario y las personas significativas. Estas despiertan en él incontables sensaciones pero, a diferencia de lo que ocurre en el adulto, éstas van impactando en su psiquismo, dándole forma a una imagen aún no existente, mientras que en el adulto sólo van reafirmando la imagen ya existente o entrando en pugna con ella. Recordemos que la auto imagen es lo que creemos y sentimos ser, por tanto, nuestra auto imagen es lo que el cuidador nos hizo creer y sentir que somos.
Volviendo al infante, cuáles de aquellas sensaciones despertadas en él, por el adulto, son las que van moldeando su auto imagen? Las que se mantienen constantes a lo largo del tiempo. De este modo, la auto imagen es la sensación de cómo uno es, resultante de cómo nos ha hecho sentir el cuidador a lo largo del tiempo, más la creencia que hemos desarrollado, de que así somos.
Muy importante entender esta diferrncia entre autoestima y autoimagen, y saber que como padres somos responsables de la autoimagen de nuestros hijos
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